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Me puse a pensar en cómo Vincent fue capaz de resumirme a mí y al
universo mismo en un puto lienzo, en todo el amor que siento por él y
que me impide respirar y en el poco cariño que recibió en vida. En cómo
todos veían en él a un vagabundo harapiento y loco ebrio de óleo y
depresión donde yo veía al hombre más cuerdo y bello de la historia. En
cómo murió sin saber que cuando pintaba estrellas que nadie quería en
realidad las estaba pintando para mí, para que en el futuro yo me
enamorara de él. En cómo murió roto y solo, sin saber que yo le iba a
querer y a llorar como nunca nadie le ha llorado. En todas las noches
que nunca vimos, en los girasoles que nunca pintamos, en los retratos
que nunca me hizo. Y todo esto por culpa de una jodida canción.
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